lunes, 10 de noviembre de 2014

Eres mi puta y lo sabes.

Te quiero como jamás he querido a nadie, y te he esperado, como sé, jamás lo haré con alguien.
Quisiera decir que vivo feliz entre tus cenizas. Entre lo que fuimos y lo que no seremos.
Entre el pasado tormentoso, y el presente inexistente.
Te amo, sí. Y te odio, también.
Y es que te amo con ese odio con el que se ama de verdad.
Ese odio que sólo conoce el verdadero amor.
Ese odio que te escuece la herida y no deja que sane.

Apesar de ti, de mí, y del mundo que se resquebraja cuando estamos juntas, yo te amo.
Lo que no sé es qué hago amándote. Si tu ya estás con otra.
No sé qué hago pensando en un nosotras, si ya me has olvidado.
Pero aún pienso en un tal vez. En un quizás.
Pienso en ti, y en mí, a punto de dormir contando historias.
Contando estrellas.
Contando orgasmos.
¿El porqué lo hago?, ni idea.
Tal vez porque siempre he sentido una debilidad increíble por las causas perdidas.
O ta vez porque me desprecio a mí misma.
Y es que, cuando ya estas tan acostumbrada a odiarte, al primer síntoma de amor, el corazón se vuelve dependiente.
Pero ya da igual. No quiero vivir por y para ti. No. Lo detesto, y lo sabes.

Sé que volveré a querer a otra persona. Sé que volveré a creer que otra persona es mi una en un millón. Y que las caricias son infinitas. Y que es el amor de mi vida y cursilerías baratas.
Y también sé y comprendo una cosa. Y es que te quiero, zorra. Pese a ti, y a mí, y a ese mundo que se desmorona cuando me tocas. Te quiero.
Te amo porque somos iguales. Dos malas personas odiando el mundo en la misma sintonía.
Somos egoístas y astutas. Somos dos putas. Yo la tuya, y tú la mía.
Qué eres mi puta, maldita sea.
Te quiero porque sabemos enfrentarnos a las cosas y llamarlas por su manera.
Te quiero porque me haces quererme.
Te quiero por ser tú.
Tan linda.
Tan zorra.
Tan puta.
Mí puta.




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